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Michele Andre

Aprendo Photoshop

Continuidad de los Parques de Julio Cortaza

Continuidad de los Parques                                  de Julio Cortaza

 Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles.

Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte.

Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido.El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte.

Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

Sueño

Sueño

Despierto en mi nueva realidad

 

Hace pocos meses desperté con una sensación de tristeza y nostalgia

Entonces recuerdo mi sueño…

Como todos lo días llego en la tarde, abro la puerta y lo encuentro todo apagado, recorro las habitaciones vacías y donde antes estaba iluminado por la alegría de las voces, el desorden de los libros y los juegos es solo orden y silencio.

Me asomo a la ventana, ya no están jugando a la pelota, ni haciendo acrobacias ni existen esas infinitas peleas donde siempre me buscaban de árbitro.

Todos han tomado su vuelo y lo que queda es la nostalgia

Flores

Flores

El Futuro soy yo

El Futuro soy yo

Collage

Collage

Composición

Composición

Música para Camaleones - Autor Fito Páez

Música para Camaleones - Autor Fito Páez No sé que es peor
que me den consejos o me den razones
entonces, no hables por mi
yo sólo hago música para camaleones
dime por fin algo inteligente
algo con cojones
el mundo es real
lleno de miserias, lleno de ilusiones
no hay una verdad
voy de los castillos a los callejones
si algo aprendí
es que no me creo ni mis emociones
y es tan fuerte la anestesia en el mundo, corazón
que yo no voy a ser
quien atrase las agujas del reloj
yo voy a desafinar, es mi bien desafinar
pero es que me ofende tanta, tanta vulgaridad
hay un tren que va directo al centro del amor
y se cae siempre al mar y te ahoga de dolor
y nada me gusta más que tu risa, corazón
ese es mi mejor lugar, esa es mi mejor canción
música para camaleones
y es tan fuerte la anestesia en el mundo, corazón
q yo no voy a ser quien atrase las agujas del reloj
yo voy a desafinar, es mi bien desafinar
pero es q me ofende tanta, tanta vulgaridad
hay un tren que va directo al centro de tu amor
y se cae siempre al mar y te ahoga de dolor
y nada me gusta más que tu risa, corazón
ese es tu mejor lugar, esa es mi mejor canción
nada me sorprende más en la vida corazón
q ver cambiar mi piel como la del camaleón
no te asustes por favor
sólo hay que salir al sol
música para camaleones
algo inteligente
música, música

Cuando dios te da un don..también te da un latigo
ese látigo ..es solamente para autoflajelarse